Durante el confinamiento todos pasamos muchas horas en sofá. Primero, porque estábamos muchas horas en casa. Y, segundo, porque muchos padecimos insomnio, lo cual nos llevó a alargar las noches.
Cuando pasamos horas sentados en un sofá de mala calidad nuestra espalda paga las consecuencias. Así que, si no tienes un buen sofá, deberías pensar en comprar uno.
Nuestra recomendación es que no compres un sofá estándar (uno que tiene medidas prediseñadas y que no pueden configurar para que se adecue a tus necesidades ergonómicas), sino que compres algo para ti y los tuyos.
A continuación te explicamos seis factores que debes tener en cuenta:
- La altura del respaldo
La altura del respaldo es clave para que la zona lumbar descanse bien. Si tienes una altura normal (hasta 1,68 en el caso de las mujeres y 1,82 en el caso de los hombres) los sofás con un respaldo estándar no serán un problema. Pero si superas esa estatura, deberías comprar un sofá con un respaldo a medida, que te permita no solo descansar toda la espalda, sino también las cervicales.
- La sentada
Si tienes problemas lumbares, deberás buscar una sentada más blanda. Los sofás con más amortiguación (con asientos de espuma o viscoelástica) son perfectos. Pero si tienes problemas en las articulaciones o eres mayor de 70, seguramente debas hacerte con un sofá de muelles o de sentada más dura, que te permita incorporarte con más facilidad. Los sofás blandos hacen que nos “hundamos” en el asiento y erguirse resulta más costoso (la cadera no debe estar por debajo de las rodillas).
Si el asiento es muy blando, tenderá a deformarse con nuestro peso. La dureza media acompañada de riñoneras blandas es una buena solución. Moradillo, uno de nuestros fabricantes favoritos, ofrece varios tipos de sentada.
Además, mide bien la profundidad del asiento: la comodidad máxima se obtiene entre 65 y 80 centímetros. Eso sí, siempre tienes que tener la espalda bien apoyada y los pies apoyados en el suelo sin dificultad.
- Las dimensiones
Intenta que el sofá se adapte a las medidas de tu salón. A todos nos gustan los sofás ENORMES, pero has de evitar comprar uno que luego no facilite el paso. Mide bien las dimensiones de tu salón y recuerda que vas a necesitar entre 110 y 150 cm de paso desde el extremo del sofá.
Además, debes tener en cuenta la altura del techo. Si la altura del techo de tu casa es estándar (hasta 2,30 metros) debes evitar los sofás grandes, porque generan un efecto de “agobio”.
- Reposabrazos
El reposabrazos es muy personal. Si es muy alto, sirve para corregir nuestra postura cuando leemos un libro o miramos el móvil. Pero no sirve para apoyar la cabeza cuando nos tumbamos. Si es muy bajo, ocurre lo contrario. Y, si no tiene reposabrazos, es fantástico para estirarse pero puede ser una mina de oro para tu fisioterapeuta.
En nuestro catálogo de sofás encontrarás sofás con reposabrazos desmontables y ajustables en altura, que son ideales para evitar problemas ergonómicos.
Si no quieres un reposabrazos adaptable, entonces la altura que deberías buscar tiene que estar acorde a la longitud de tu cuello, entre 12 y 20 centímetros por encima de la altura del asiento.
- Las patas
De las patas solemos valorar la estética y poco más. Sin embargo es muy importante que, como dice la revista architectural digest, revisemos si forman parte del armazón del sofá. Cuando los sofás son de aluminio o, mejor, de madera maciza, y las patas forman parte de dicho armazón, es mucho más complicado que el sofá cojee, incluso cuando lo movamos.
- ¿Es desenfundable?
Si eres de los que comen en el sofá mientras miran la TV, te interesa comprar un sofá con asientos y respaldo desenfundables. Si, además, hay niños en casa, entonces busca asientos desenfundables y lavables o acabarás pagando una fortuna en la tintorería.